TENEMOS UN PLAN


Está todo listo para triunfar. Hemos urdido un plan que nos va a llevar al éxito. Por fin, la infatigable persecución tendrá sentido y llegaremos a buen puerto. ¿Qué cuál es el plan? El plan es que no hay plan.

Toda planificación centrada en la heroica, la casta y jugar en función del rival no puede considerarse como plan. Y claro, cuando el contrario si tiene las cosas claras, tus vergüenzas sale a relucir.

El rival es ese viejo conocido al que mirabas no hace mucho por encima del hombro. Siempre estuvo lleno de complejos, fue víctima de fatalidades reales e infundadas y se sentía inferior a vosotros. Ese mismo rival ha conseguido, como las arañas, tejer una fina y consistente tela que les ha hecho revertir los resultados. Decididamente tienen un plan.

Tener un plan no asegura el éxito si no lo pones a prueba. A pesar que los primeros años no se noten los resultados, conviene no perder la calma y seguir apostando por el mismo porque de ahí depende tu futuro. Los jóvenes son el futuro y has de creer en ellos porque sólo así, ellos te devolverán con creces lo que tú le has enseñado.

Esa es la otra parte, la enseñanza. Tiene que haber un ideario, un estilo, un comportamiento y forma de jugar que os distinga. Tenéis que ser únicos y fácilmente distinguibles. Sólo así conseguiréis un compromiso de fidelidad con vuestros seguidores y lo que es mejor, podréis captar más aficionados. Para ello, nada mejor que apostar por la belleza y los viejos preceptos de este deporte: gana el que juega mejor.

Porque a fin de cuentas, como casi todo en la vida, esto es un juego y no conviene plantearlo como una cuestión de vida o muerte. Hacerlo así es jugar en el filo de la navaja; algunas veces te puede salir bien pero muchas otras mal. Evidentemente jugar así tiene un componente emocional muy alto cuando se consiguen éxitos pero estos, a la larga, terminan siendo efímeros y lo que queda después es pura desazón.

Como no teníais un plan, lo fiasteis todo a jugar al borde del abismo. Sólo que esta vez no os salió bien y la amargura os recorrió todo el cuerpo. Porque se puede perder jugando bien, mal o regular, incluso por un pequeño detalle injusto; pero perder sin oponer resistencia, y no porque la gente no lo diese todo, sino porque no dabais más de sí, es muy duro. Volver a la senda de la victoria se antoja una travesía en el desierto. Da igual, si a partir de ahora trazamos un plan que nos de los frutos dentro de un tiempo. Paciencia, que no nos coman el coco con la grandilocuencia
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Comentarios

Mónica ha dicho que…
Road to Rome!!! xD

Sobre la serie, te la recomiendo, yo nunca he visto Buffy, pero True Blood si te puedo decir que vale la pena.

Mua!
haujavi ha dicho que…
¿Esto iba por lo del 0-6? Qué grande es Juande Ramos.