
Una vez más arrancadas todas las hojas del calendario, llega la fecha indicada. El momento de realizar balance, analizar de dónde se viene y pararse a pensar a dónde se va.
Puede que, con la perspectiva del tiempo, se piense que los primeros años no son relevantes, pero el ser humano es competitivo por naturaleza y siempre se está planteando retos para poderlos superar. El primer reto en la vida es poder andar y comunicarse. Este es tan sólo el principio de todo un proceso que culmina con la independencia personal. Y es en la culminación de este primer proceso cuando todo chirría.
Porque ahí surge la gran pregunta. ¿De verdad el ser humano llega a ser independiente? Hay dudas al respecto. Desde nuestro punto de vista, lo que se crea a ciertas edades es otro tipo de inter-dependencias, no tan centradas en el ámbito familiar (este lazo nunca se rompe) pero sí igual de férreas. Y a determinadas edades, la línea que separa una dependencia de otra está muy difusa.
Quizá por las circunstancias que nos tocó vivir, donde conseguir ser independiente económicamente cuesta “sangre, sudor y lágrimas”, los vínculos familiares se estiran como un chicle y se solapan con los no familiares. Y claro, como el ser humano a parte de evolutivo es un ser acomodaticio, piensa que comportarse como el “rey de la casa” será su sino hasta el final de sus días. Pero quizás no ha parado a pensar que su familia lo que quiere es echarle con “cajas destempladas”.
Total, que se puede uno encontrar a una edad ya madura sin haber si quiera comenzado ningún proyecto vital, sin empezar a andar el camino para dejar rúbrica de su existencia, sin tener responsabilidades sobre otras personas y lo que es peor, viendo que muchos te adelantan por la derecha y se pierden en el horizonte sin esperarte.
Es ahí donde entra el vértigo y, a modo de luz al final del túnel, repasas tu existencia hasta ese momento y te formulas la famosa frase: “Mis padres a mi edad ya…” Respiras hondo hasta que se te pase la taquicardia y concluyes que esto es un proceso donde todo fluye y donde cada cosa llegará en su (lejano) momento. O eso esperas.
Comentarios
Muchísimas gracias y muchísimas felicidades para tí también.
Un besazo bien grande.
Me quedo!!!
Te invito a conocer mis blogs. Me encantará verte por alli.
Un abrazo desde Ciudad de Bs. Aires
Un besazo!!
yo creo que nunca llegamos a ser 100% independientes... pero también pienso que sería muy triste serlo.
De hecho, conceptos como infancia o juventud son relativamente nuevos. Hace no tanto, los niños eran trabajadores bajitos y los jóvenes, hombres en ciernes. Hoy es al contrario, los hombres y mujeres ya adultos tienen (a veces por acomodo, como bien apuntas, otras por obligación) roles infantiles.
Interesante reflexión la de esta entrada ;)