
Dicen que los años confieren madurez, que la experiencia es un grado y que nunca se estará mejor que ahora. Pero hay motivos para desmitificar todo esto.
Aunque todo va muy deprisa y apenas tenemos tiempo para saborear los buenos instantes que la vida te depara, hay momentos en los que uno puede llegar a hacer Balance. El motivo no es otro que intentar averiguar hacia dónde va, comprobar que ese barco no se ha quedado varado y que prosigue con velocidad de crucero hacia el destino fijado. Pero, ¿cuál es el destino?
A ciencia cierta es difícil que alguien lo sepa. Algunos pueden tener alguna remota idea, otros, soñadores por naturaleza, no les cuesta imaginar el destino deseado. Pero la gran mayoría transita por la vida sin saber muy bien hacia dónde se encamina. Va con el piloto automático.
¿Y eso es malo? No tiene porqué serlo. Al fin al cabo si uno no piensa, se quita de preocupaciones. Lo fastidiado es analizar fríamente el lugar dónde se encuentra uno en un determinado momento. Y ahí puede que se dé de bruces con la cruda realidad dado que, de puertas para fuera se ha proyectado una imagen de persona realizada, que ha conseguido todos sus propósitos y que no tiene meta que se le resista pero, de puertas para dentro, esa proyección se puede venir abajo como un castillo de naipes. En definitiva, es un incompleto.
Un completo incompleto. Un seguro inseguro. Una media persona que busca cómo encajar la otra media. En resumidas cuentas, una persona a medio camino de algo. ¿Qué algo? No se sabe; el que lo sepa habrá conseguido descifrar el gran enigma de nuestra existencia: El sentido de la vida.
Comentarios
El destino?no sé si existe o si lo vamos creando nosotros con nuestras decisiones...desde luego,casi siempre es mejor no pararse a pensar....
Me gustó el post!
Besoss
Un besito!
http://elefectolupaa.blogspot.com/
Sí, es mejor no pararse a pensar, pero yo personalmente no puedo, ni sé hacerlo.
Un beso.