
Tan claro está que el presente no
se puede hipotecar con decisiones no tomadas en el pasado, como que dicho
presente no deja de ser un punto entre la ilusión y la añoranza. Por eso, se
debe asumir que nuestros actos pasados moldean nuestra personalidad, para bien
o para mal, y que estos actos son sobre los que nos basaremos para tomar
decisiones de cara al futuro.
Y es que todavía no ha venido
nadie del futuro para decirnos qué nos va a acontecer y por tanto, hemos de
cimentar nuestra existencia sobre experiencias pasadas. Aunque digan lo
contrario, nadie toma decisiones a la ligera y sin pensar. Todo el mundo,
absolutamente todo, se basa en experiencias para seguir adelante. El temor a lo
que nos pueda pasar hace que avancemos siempre con una red por debajo por muy
funambulistas que seamos.
¿Cómo saber que se tomó la decisión
correcta en el pasado? Poco importa eso. Si se hizo algo, algún motivo, de
mayor o menor peso, habría. Es peor haber pensando en hacer algo y no atreverse
a hacerlo. Esconder los sentimientos por ser un cobarde y no querer asumir las
consecuencias Esa sí que es una ocasión perdida, un paso perdido hacia ninguna
parte, hacia un incierto futuro.
Comentarios
Estoy totalmente de acuerdo, soy de las que cree que la pasión está en el riesgo, además.
Un saludo desde el Efecto lupa :)
Excelente post para releer y reflexionar sobre ello.
Saludos decadentes.