El
liga máster es aquel depredador nocturno capaz de cualquier cosa por conseguir
su objetivo: atrapar una presa. Se caracteriza por empezar su táctica con
movimientos sigilosos y de despiste para pasar desapercibido y así asegurarse
un éxito seguro. En un primer momento podría pasar por un animal totalmente
inofensivo, apático y poco ambicioso. Pero no nos equivoquemos, es tan sólo una
pose. Su primer paso es analizar a toda manada que se le pueda poner a tiro.
Analiza
debilidades y fortalezas de las presas que tiene más cercanas con el objetivo
de hacerse una idea de lo que tiene enfrente para que el margen de error sea lo
más mínimo posible. Una vez que ha tenido en cuenta los peligros que acechan la
caza, es momento de hacer un pequeño break y concederse un capricho, no todo en
la noche va a ser trabajar, también hay que dar rienda suelta a pequeños
placeres. Cae el primer chupito de Jägermeister
de la noche.

Este
segundo chupito a pesar de la sensación de quemazón que deja cuando baja por el
esófago, da un pequeño chute de autoestima a nuestro depredador. Causa un
efecto inmediato. Pasa de ver un campo inabarcable de presas, a poner puertas
al campo. Entramos en una fase en la que tiene que ganarse al contrario en las
distancias cortas. Se dejan atrás las conversaciones grupales y se pasa al
cuerpo a cuerpo. Empieza a ser directo, pero sin ir a tumba abierta. Aún queda
mucha noche y no conviene gastar todas las balas en la recámara. Lo importante
es que tenga paciencia, no ponerse límite de tiempo para así poder sacar
conclusiones certeras de cuál es el comportamiento de cada una de las presas a
las que se enfrenta. En definitiva, se trata de encajar todas las piezas del puzzle.
Como la información ha sido extensa, variada y concentrada, nuestro depredador
necesita aclarar ideas. No hay nada mejor que un tercer chupito de de Jägermeister para ello.
Los
alemanes tendrán buen saque con el alcohol, pero en España no estamos tan
acostumbrados para sacudidas tan grandes. Da igual, un depredador nocturno no
puede dar muestras de debilidad aunque el alcohol empiece a crear una cierta
sensación de pérdida de control. Llegado a este punto de la noche (y de
embriaguez), el liga máster se empieza a decantar por una de las presas que ha
conocido. Pero surge un principio que puede dar al traste todo el trabajo
realizado en la noche: el principio de incertidumbre. Este principio consiste
en detectar a una presa, acercarte a ella, creer que es lo que estabas
buscando, pero no fiarte del todo. Las dudas con alcohol se disipan. Marchando
un cuarto chupito de de Jägermeister.
El
liga máster entra en una fase próxima a lo que podría ser el nirvana. Un estado
mezcla de felicidad con ausencia plena de control. El principio de
incertidumbre se va a tomar vientos y todas las presas le parecen al liga máster
sumamente aptas. Fuera reglas y fuera criterios. Empieza la caza pura y dura,
aunque eso suponga inmiscuirse en los procesos de caza bastante más
avanzadas de otros depredadores de la noche… con el riesgo que eso supone. Disparar
a todo lo que se mueva, por mera cuestión estadística, puede surtir efecto…y
surte efecto: parece que ha caído una presa en sus redes.
Comienza
una tercera fase de conversación completamente distinta a las dos anteriores. Ahora
el tema de conversación es completamente secundario, lo importante es que la
presa mantenga la atención. Se trata de ejercer un ejercicio de pura
sociabilidad, para ello no hay mejor elemento cohesionador de la noche que el
alcohol y ya que el liga máster se había tomado cuatro antes, se decide a tomar
un quinto chupito de Jägermeister.
Empinar el codo por una quinta vez tiene efectos devastadores. El liga máster
pierde el control por completo de la situación, no es dueño de sus actos y lo
que es más importante, se le olvida una regla aún más importante que el
principio de incertidumbre: la presa casi siempre es más inteligente que este
tipo de depredadores nocturnos y es sin duda la verdadera cazadora nocturna. Ya
puede el liga máster beberse toda la producción existente de Jägermeister que como la
presa no quiera tema, no va a haber tema. Ese sería el principio de certidumbre
que todo depredador nocturno debería aprender antes de ponerse a actuar.
Comentarios