50 Historias


Parece que fue ayer el día que se inició todo. Lo que empezó como una simple crónica de lo que nos acontecía mientras otros se embarcaban en una aventura ERASMUS, se ha convertido en una mirada parcial, soñadora, ilusionante, desencantada o hipotética de la realidad.

En todo este tiempo hemos aprendido lo que se debe de hacer, lo que no se debe hacer o lo que se debía haber hecho y no se hizo. Pero bueno, al fin al cabo en eso consiste la existencia, en tomar decisiones; unas veces con acierto otras con algo de infortunio.

La vida no tendría aliciente si después de haber perdido tu móvil no montas tal cirio que terminas haciendo una rueda de reconocimiento (¿Qué hacer cuando un móvil se cae al suelo?) o terminas tirando piedras sobre tu propio tejado (nunca mejor dicho) y destrozas un cuarto de baño para hacer creer que, en la obra en la que trabajas, has sufrido un robo (“La azarosa vida de Rinconete y Cortadillo”)

Y no sólo nuestra particular concepción del orden público y la justicia nos puede causar problemas. El nulo desconocimiento del universo femenino puede llevarnos a barrer como un poseso un bar cuando en nuestra la vida hemos cogido una escoba (“Cuando una camarera te entra por los ojos…y por sus labios”). Está claro que para entenderlas y complacerlas, tenemos que llevar la lección muy bien estudiada y no dejar ningún tipo de cita al azar (“Cuatro maneras de enfrentarse a una cita”) y es que, como dice una copla, ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio (“Condenados a no olvidarse”). ¿Qué haríamos sin ellas?

Más mal que bien, al menos en el tema de relaciones con mujeres nos hemos ido manejando y se ha controlado la situación. Al fin y al cabo, todo es “Cuestión de Iniciativa”, aunque a veces nos quedemos a medio camino “De lo que pudo haber sido y no fue”. Pero en la vida surgen imprevistos y gente a la que aprecias, desaparece de repente justo en el momento en el que “Tenías tantas cosas que contarle”. La vida en ocasiones no es justa y “Se empeña en escribir sobre renglones torcidos”.

Al menos tenemos el fútbol, ese opio del pueblo que nos tiene narcotizados. No se puede considerar que hayamos vivido una mala época para este deporte. Como no olvidar aquellas tardes de verano en el que la Roja fue prolongando un sueño que, en contra de lo que solía ser tradición, tuvo final feliz (“El Sueño de una noche de verano”). Y descubrimos que a este deporte juega gente muy variopinta (“El chico de El Palo”) o que hay posiciones en el campo de lo más desagradecidas (“La soledad del Portero”)

Pero no sólo hay que buscar vías de evasión a través del fútbol. Viajar es una buenísima manera de desconectar y de descubrir que hay otras culturas a parte de la tuya. Quedándote en casa, no vas a descubrir que existe una variedad de árbol con más poderes que cualquier superhéroe de la era moderna (“El increíble Pino Canario”) o que en otros páramos se emplean novedosas artes de seducción (“El Teorema de la Camarera”), eso sí, con el mismo o peor resultado que las que tú conocías.

La vida pasa rápido. Parece que fue ayer cuando empezaste (“Los tiempos del Baby”) y ahora ya eres un joven carroza que las ha visto de muchos colores (“2 siglos, 4 décadas y 30 años”) y que para algunas cosas, tienes que dejar paso a las nuevas generaciones (“El chico que quería emular a Buyo”). Lo importante es relativizar las cosas. Para una vez que se vive, tratemos de ser felices porque quedan aún muchas más historias que contar.

Comentarios

Mónica ha dicho que…
Siiii, mucho tiempo que no entraba, es que he estado fuera un par de semanas de vacaciones y la verdad es que tampoco estoy yo muy creativa últimamente.

Muua!
haujavi ha dicho que…
Mira que bien, ¡he aterrizado en un post resumen! Sin habérmelo propuesto y has podido hilar todo, cosa que no es nada facil, enhorabuena ;-)